As multinacionais são um perigo pra humanidade, mas infelizmente a despeito da obviedade dessa informação, muita gente esquece.
* Killer Coke, en inglés
http://www.killercoke.org/
* Página sobre el caso de The Coca Cola Company, en inglés
http://www.killercoke.com/
Un trago amargo de Coca Cola
Néfer Muñoz
NUEVA YORK, abr (IPS) - Coca Cola es considerada símbolo de juventud,
diversidad y globalización. Pero para activistas de Estados Unidos
representa todo lo contrario: muchos se abstienen de beberla, y acusan a
la poderosa compañía que la produce de violar los derechos humanos en
Colombia.
Lenore Palladino, estudiante universitaria de 23 años que reside en
Nueva
York, trata, con ardor, de incorporar a otros jóvenes a la lucha contra
el
mayor símbolo de consumismo masivo del planeta.
"Como estudiantes, tenemos poder", dice Palladino, con voz suave y
confiada. Frente a ella, un pequeño grupo de jóvenes la escuchan
sentados
en semicírculo alrededor de una enorme caja de pizza.
Es un domingo de tarde en el noveno piso del Kimmel Center, el más
lujoso
de los edificios de la Universidad de Nueva York.
"Queremos que las universidades rompan sus contratos con Coca Cola. No más
Coca Cola en los comedores, no más Coca Cola en máquinas expendedoras",
dijo Lenore.
Numerosos estudiantes planean en Nueva York presionar a las juntas
universitarias para que retiren sus inversiones de la multinacional
poseedora de la franquicia del refresco más popular del mundo, y para
que
pongan fin a todo tipo de vínculo con la compañía.
Se trata de una campaña en la que participan estudiantes, sindicatos y
activistas de derechos humanos de Colombia y Estados Unidos.
Coca Cola es acusada de violación de derechos laborales, tortura,
secuestro y asesinato de trabajadores en plantas embotelladoras de la
compañía, denuncia pública contradictoria con la imagen de alegría,
amistad y tolerancia que exhibe la marca.
Desde los años 90, según los universitarios, Coca Cola ha contratado
paramilitares para intimidar y asesinar a sindicalistas de Colombia, país
envuelto desde hace medio siglo en un sangriento conflicto que involucra
a
guerrillas izquierdistas, paramilitares derechistas, narcotraficantes y
fuerzas del gobierno.
Con frecuencia, los sindicalistas son asimilados a los guerrilleros por
paramilitares y fuerzas del gobierno.
La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL)
indicó que 70 dirigentes sindicales colombianos fueron asesinados en
2003.
Fueron menos que los 184 muertos en 2002. De todos modos, la CIOSL
advirtió que el gobierno de Alvaro Uribe se ha dedicado a criminalizar
la
protesta social.
Los activistas anti-Coca Cola advierten que la empresa de matriz
estadounidense se ha aprovechado de este ambiente para cometer abusos.
Dos abogados estadounidenses, Daniel Kovalik y Terry Collingsworth,
presentaron en 2001 en un tribunal federal en Miami una querella contra
The Coca Cola Company, con sede en la meridional ciudad de Atlanta.
La portavoz de la multinacional Lori George Billingsley calificó las
acusaciones de "completamente falsas". "Por desgracia, Colombia continúa
siendo un lugar peligroso y difícil para vivir y trabajar", sostuvo.
"La violencia afecta a muchas personas de todos los sectores, y no se
limita a los sindicalistas", añadió Billingsley, entrevistada por correo
electrónico.
LAS ACUSACIONES
El 5 de diciembre de 1996, el sindicalista Isidro Gil trabajaba como
portero en una planta embotelladora de Coca Cola en el pequeño poblado
colombiano de Carepa. De repente, según la versión de los activistas, un
grupo de hombres armados atravesaron la entrada y le dispararon 10 veces.
Al día siguiente, el grupo regresó a la fábrica y reunió a los
trabajadores para advertirles que los matarían si no renunciaban al
sindicato, agregaron.
"Había demasiados testigos", dijo Jana Silverman, estudiante de la
Universidad de Columbia para quien lo ocurrido entonces es apenas la
punta
del iceberg.
"Desde los años 90", los embotelladores de Coca Cola en Colombia "mataron
a nueve trabajadores", el último de ellos Adolfo Munera, en 2002 y en la
ciudad de Barranquilla, agregó Silverman, quien se mudará a Colombia en
los próximos meses.
Por ahora, desde Nueva York, la estudiante envía mensajes electrónicos
para promover su causa. También participa en marchas pacíficas para
exigir
el fin de la guerra civil en Colombia y exhorta a Coca Cola a abandonar
la
práctica de perseguir sindicalistas y a compensar a los familiares de
Gil
y de otras víctimas.
La muerte de Gil es el episodio central de la querella contra Coca Cola.
En la demanda, el sindicato colombiano Sinaltrainal, la Fundación pro
Derecho Laboral Internacional y los Trabajadores Unidos del Acero de
Estados Unidos acusan a los embotelladores de Coca Cola de "contratar o
dirigir a fuerzas paramilitares de seguridad que utilizaron violencia
extrema y asesinaron, torturaron, detuvieron ilegalmente y silenciaron a
sindicalistas".
En marzo de 2003, el tribunal falló que no había base legal para que The
Coca Cola Company fuera responsabilizada por las conductas de sus
embotelladoras en Colombia. Kovalic y Collingsworth apelaron la
sentencia.
"Esta demanda puede tomar unos años", reconoció Kovalic vía telefónica
desde su oficina en Pittsburgh.
Para el abogado, no hay dudas de que la multinacional es directamente
responsable de los delitos que se le imputan. Pero la compañía niega
toda
responsabilidad.
"Todos estos embotelladores fabrican Coca Cola, operan bajo un acuerdo
de
franquicia con Coca Cola, solo existen para fabricar Coca Cola, recaudan
beneficios para Coca Cola y Coca Cola las controla. ¿Coca Cola es
culpable? Absolutamente", afirmó.
Kovalic y Collinsworth invocan una ley aprobada en Estados Unidos en
1789,
la Ley de Demandas por Torturas en el Extranjero (ATCA), concebida
originalmente para resolver conflictos entre piratas y países
extranjeros.
La ATCA permite a los extranjeros presentar demandas ante tribunales
estadounidenses por violaciones de derechos humanos.
"La situación en Colombia es trágica, y sentimos compasión por su pueblo.
De todos modos, la realidad en Colombia es que ni The Coca Cola Company
ni
sus embotelladores asociados son cómplices, de ninguna manera, con actos
de violencia contra sindicalistas o contra nadie", aseguró la portavoz
empresarial Billingsley.